Que esta vida nuestra está llena de agujeros


Que este Samsara budista que nos tiene atrapados está repleto de agujeros de acceso a ese Nirvana que creemos inalcanzable.

Que esta vida nuestra a la que hemos llegado tras ser expulsados del Edén por siempre anhelado de los cristianos...

Que esta vida sin sentido del universo del escépticismo... está llena de agujeros con acceso al sentido.

Que esta vida loca de mi tocayo Céspedes... con su loca realidad....

Agujeros, agujeros por todas partes.

Agujeros por todos lados.

jueves, 24 de diciembre de 2009

ENCRUCIJADAS, CONFIANZA Y FENOMENOLOGÍA PRÁCTICA INTEGRAL.

La primera gran encrucijada con la que me encontré siendo muy niño fue la siguiente: 

(me estoy remontando a antes de “mi primera comunión”. Hasta ese momento, y hasta hoy, mi padre es para mi una luz, una guía, un maestro… y siento un gran respeto, admiración y confianza hacia todo lo que me trasmite, y hacia donde me guía.)

Mi padre comunista, anti iglesia, anti curas, anti Dios. No hace de ello su bandera, aunque si le tocan el tema… reacciona. Yo, un niño, … no sé por qué, … con un clarísimo componente místico. El profundo respeto y admiración hacia la figura de mi padre hace que me proyecte y propulse hacia lo que mi padre desearía como lo mejor para mi. Mi deseo de cumplir sus expectativas es superior a las mías.


 Mercado Central de Valencia. Diciembre 2009
  
Ese niño siente un vínculo indestructible con Dios, y sabe perfectamente que el camino de la espiritualidad no complacería a su padre. Esa idea, sentimiento, figura de Dios es Omnipresente para ese niño. Y la única que está por encima de la de su padre. Esta encrucijada lleva a ese niño a resolver… seguir a Dios en secreto ante la figura de su muy respetado padre… al que por consiguiente “deja de respetar” pero ante los ojos de Dios, no es “pecado” por razones obvias… y con el contrato de que la actitud de mi padre, … por razones políticas y circunstanciales, … tampoco es pecado ante los ojos de Dios, que en su esencia es pura compasión. 

Ese niño, después del torbellino de encontrarse con esa encrucijada y finalmente resolverla, espera un descanso que no termina llegando. Tras tomar con conciencia plena de lo que significaba el ritual, su primera comunión…. (en aquel momento no había posibilidad de elegir tomar la comunión,… pero se podía elegir tomarla de verdad, o porque “tocaba”. Así la tomé yo. De verdad.) 

Tras aquella ceremonia, y a las pocas semanas, y tras haber acudido religiosamente a confesarme, … empecé a entender que para el cura, eso no era de verdad. No escuchaba lo que le contaba como pecados, sólo hacía un paripé… A mi me costaba muchísimo encontrar pecados, … No me lo podía creer… pero la búsqueda de la verdad por encima de las formas me llevó a ponerlo a prueba: Me decidí a hablarle al cura, en una de mis confesiones, usando un idioma incomprensible que yo me inventaba sobre la marcha… el cura tragó… reaccionó como si le hubiera hablado congruentemente de algún pecado. Y puso su penitencia. 


 La Lonja de Valencia. Diciembre 2009
 

Ese día, de rodillas en un banco haciendo como que rezaba los tres padres nuestros y un avemaría… o el precio que el representante de Dios en mi tierra había puesto a mis suagilis pecados nunca cometidos y no en realidad confesados… ese día me encontré con mi siguiente gran encrucijada… Seguir a Dios a espaldas de sus representantes oficiales en mi pueblo, país, cultura… Y abandoné la Santa Iglesia Católica. 

Ni ese niño, ni este hombre que ahora le desempolva han sido nunca de decisiones rápidas y fáciles ni de juicios express con miras estrechas… queda literario el fotograma de un punto de inflexión… aunque en realidad es mucho más profundo el análisis y la observación que me lleva y llevó a encrucijadas.

De momento, aquel conjunto de experiencias encrucijadas me llevaba a un vacío nada cómodo… más bien angustioso… una soledad muy grande, un desamparo de mis semejantes, un gran amparo de lo intangible, pero intangible al fín y al cabo, y sólo ante mis ojos, y yo solo ante ello. Apenas siete años de edad biológica. 

Aunque había otro gran reto en apenas siete años después, y coincidiendo con la apertura a la adolescencia, la bienvenida de la ciencia, y los primeros pasos de la ideología junto al abrazo de mis semejantes… o el comienzo de la idea de un nosotros,… o la unión hace la fuerza. O daba el salto a socializarme, o me quedaba recluido.


Lavadora de David, Valencia. Diciembre 2009
 

Esa fue la siguiente gran encrucijada. Dudar de la existencia de Dios. Tardé mucho tiempo en hacer las negociaciones, y no fue fácil. Sabía que aunque le diera la espalda, o lo negara, El iba a seguir estando omnipresente… y eso era una contradicción,… era una mentira, un juego de la no verdad. Resolví hablándole y diciéndole que dejara de hacerse presente, que se olvidara de mí… Que si seguía contando con su eterna presencia, no iba a poder desarrollarme…. Que tenía que desaparecer de mi entorno… aunque muy en el fondo yo nunca olvidara mi lealtad y compromiso,… pero tan, tan en el fondo,… que iba a ser como si realmente no creyera en El. 

En los inicios de la veintena mi propósito se había cumplido hasta tal punto que pasé unos trances muy complicados. Una desagradable angustia existencial que me había trasportado hasta el cómodo sillón orejero de una profunda depresión. Un sentimiento enorme de vacío que me dejaba hueco y me ahogaba en la oquedad misma.


 Alcantarilla calle Murillo, Valencia. Diciembre 2009

Hay otro fotograma en esa época de mi vida, donde descubro con gran sorpresa que cada una de las personas que me rodea en ese momento, de manera más o menos congruente, de forma más o menos sostenible, y como denominador común: en secreto para con los demás,… cree en algo a lo que ampararse. No les importa la verosimilitud de sus convencimientos, ni la aleatoriedad de la aparición de sus creencias, .. ni la congruencia para con ello en sus vidas,… ni la consabida responsabilidad. 

Sencillamente se agarran, creen, para no sentir ese estremecedor vacío. Aunque por consiguiente no quieran enfrentarse con esto mismo. Una creencia egoísta, interesada y egocéntrica. A la vez que práctica. 

Ese día simbólicamente, comienza la rebúsqueda del sentido que tuve que perder a conciencia para poderme desarrollar. 

¿A qué le llamaría yo verdadera Fe? A aquello que te es dado una vez que lo has abandonado y has dejado de agarrarte a ello. Aunque por marcadas connotaciones (desde aquel día que arrodillado en un banco no hice mi penitencia, todavía no he podido sentirme cómodo en una iglesia o catedral) no me sale llamarle Fe. 

Y encontré hace tiempo la palabra “confianza”. Confianza que es aquello que me da permiso para concebir que el mundo no comienza en mi, ni acaba en mi. Permiso para soltarse al vacío. 


 María Cristina, Valencia. Diciembre 2009


Han pasado más de veinte años desde entonces,…y no he dejado de encontrarme “iglesias” y “curas” en los círculos más insospechados.. políticos, artísticos, anticlericales, psicoterapéuticos, intelectuales, proespirituales o new age…. Muchas encrucijadas. 

Cést la vie. La característica del hombre contemporáneo, como encontré escrito en una cita de Pilar Miró (de la que entonces yo no tenía ni idea de quién era…),… una cita que escribí en mi multicarpeta de Bup junto a una veintena más de citas que me iba encontrando en el camino, y que aunque de entrada no entendiese, intuía-anhelaba que iban a ser mis compañeras de viaje... Una cita que decía: Lo característico del hombre contemporáneo es su capacidad para pensar una cosa, decir otra, sentir otra y hacer otra distinta.


 Calle Carda, Valencia. Diciembre 2012

Aquí y ahora, hoy. A punto de cumplir 45 años, y después de un fin de semana en Valencia repleto de experiencias intensas tan dispares como el pleno ejercicio y desarrollo de un taller experimental de crecimiento personal, o la tertulia a tres bandas con mi amigo Salvador Guasch y su amigo a quien quiso presentarme, Agustín Andreu Rodrigo (amigo personal de la hasta ahora desconocida para mi María Zambrano)… donde hablamos de lo divino y lo humano, o las repetidas jornadas gastronómicas familiares improvisadas en casa de mi recién conocida y ya muy apreciada Claudia, o la dilatada jornada en compañía de mi gran amiga Pura y su hija menor, Emma, de cinco meses, y que me inundó todo el tiempo con sus sonrisas… 

Aquí y ahora, después de cinco días de viaje, regresé a puerto y pregunté al oráculo wikipedia por esa palabreja que resonó con fuerza en mi bachillerato descubridor del fascinante mundo de la filosofía, ese concepto tan presente en mi formación y desarrollo como Psicoterapeuta Gestalt,… ese quizz de la cuestión en Constelaciones Familiares, y que tantos obvian para acabarse quedando con la llamativa “forma”, … ese concepto que considero puente previo al “un solo sabor” del que hablan Ken Wilber y tantos otros, … y que cubre suavemente y tamiza desde la aceptación incondicional de Rogers, a las entrañas del budismo Zen: 


 Torres de Quart, Valencia. Diciembre 2009

En ese mismo momento decidí agregarla a mi perfil. Fenomenología práctica… O ese concepto filosófico sobre el que muchos autores han opinado y discutido,… Ese verbo convertible en carne. 

Ese aqal de Wilber,  la aportación de ese mapa es indiscutiblemente iluminadora… Una brillante y valiosa herramienta que hace referencia al  
desde dónde operamos… Mi constante búsqueda quiere encontrar, además el sobre qué… operar… a qué le presto atención de lo que vivo y cómo lo vivo… a qué le presto atención de todo lo que veo, siento y escucho de los demás… 

A la esencia. Fenomenología. Trabajar y vivir y operar sobre la esencia de lo que sucede: Fenomenología Práctica. Con un mapa visión Integral.

Fenomenología Práctica Integral. ¿Es esa mi meta? De momento es una buena pista. Una nueva perspectiva que ilumina la estrella de siempre a su paso. 

Y hablando de estrellas que siempre pasan:

¡Feliz Navidad! 

Gracias por tantos agujeros. Agujeros por todas partes.


Mercado Central de Valencia. Diciembre 2009