Amistad de las intensas, de muchas horas, de muchos tés, de muchas sobremesas…
Y hasta períodos de convivencia.
Desde niño he practicado mucho la vergüenza ajena. Si en algún momento me vi el plumero con algo, enseguida sentía el foco luz cañón sobre ello, y estaba convencido de que cualquier hijo de vecino que pasaba por mi lado iba a verme ese plumero.
Por eso admiro a esa amiga,… en su inocencia de no tener reparos en que se le viera tanto el plumero… ni siquiera era consciente de eso,… tan atrapada en sus trampas.
Cuando ella descubría una nueva verdad que la salvaba de mojarse el culo, y que le daba la razón a toda su existencia… y se la quitaba a todos sus verdugos… no se conformaba con eso. No. Se apiadaba además de todos los otros seres humanos que vivían ciegos en sus miserables vidas de no ver la auténtica verdad.
Y tampoco se conformaba sólo con eso. Necesitaba y presionaba, para que más personas que le rodeaban entraran en su misma verdad. Y podía enfadarse mucho si no lo hacíamos.
Si nos quedamos con la esencia de lo contado hasta ahora, …sería “con tal de no mojarse el culo”… cuánto miedo da salirnos del ombligo… cuánta energía puesta en salvar el tipo. En no decepcionarnos con nuestra idea fija de lo que somos y de lo que debe ser para nosotros.
La última salida que podía quedarme pues, era velar por ella… Así que cuando llegaba a la fase de hacerme la presión de turno para que comulgara con su nueva casa de acogida… o rueda de molino… entendía yo que me abría la puerta para comprobar a dónde se había metido esta vez,… y si podía ser algo que le fuera a hacer daño, persuadirla con más fuerza.
Parecerá una tontería, pero aquella relación me llevó a conocer muchos gurús, muchas formas convencidas de verdad, … muchos mundos, que tarde o temprano me han inspirado para algo.
Tenía una sensación muy llamativa al poquito de llegar. Una sensación muy presente de vacío de pensamientos, de ausencia de ruído interior. Una sensación que los dos compartíamos y sobre lo que hemos hablado algunos ratos.
Me acordaba de una de las gurús de aquella amiga que decía algo así como que los pensamientos están fuera como nubes, y que se nos cuelan en la cabeza, lo mismo que los que alimentamos en nuestras mentes pasan al torrente externo en forma de nubes que se suman a otras nubes… Se me ocurría pensar que toda la gente que está en una ciudad, cada uno a su bola, pero todos tienen en común que piensan que están en esa ciudad, y por tanto esa ciudad existe para todos, y todos los pensamientos se posan como nubes en esa ciudad… ¿quién piensa en Tabarca?
Me acordaba de un experimento en una de las Universidades de Estados Unidos, donde comprobaron que cuando rezaban muchas personas para una en concreto, había resultados obvios… que la oración tenía poder.
Me he acordado de otro gurú que hablaba de los poderes del agua como elemento que disuelve… tan rodeados de agua, una isla tan pequeña, con tanta agua alrededor… cómo se estaría tragando cada pensamiento tentador sobre sí mismo o sobre lo que fuera.
Las pocas conversaciones con los pocos oriundos y visitantes ocasionales del lugar, acababan teniendo como denominador común la misma coletilla: -Es duro aguantar mucho tiempo viviendo en esta isla.
¿Qué cómo acabó la relación con aquella amiga?
Pues ella apostó más y más fuerte por el juego en que estaba atrapada… Siguió su pulso conmigo… Y cuando vi que una nueva crisis de amistad se asomaba, le dije que sentía que nuestra relación de amistad se había acabado.
Lo último que supe de ella es que había dado su último corte de mangas…y había conocido a un psicólogo conductista que ejercía como denunciador oficial de sectas… y ahora creía que de todo lo que había sucedido en su vida, tenían la culpa todas las sectas con las que se había cruzado… y ya había denunciado a la última.
No sé en este momento en qué estará… Lo que creo es que después de encontrarse y afiliarse a la secta antisectas… detrás ya, lo que hay es el vacío. Nada para poderse salvar. Por lo que a estas alturas es muy probable que haya podido encontrarse consigo misma. O al menos eso es lo que le deseo.