Que esta vida nuestra está llena de agujeros
Que este Samsara budista que nos tiene atrapados está repleto de agujeros de acceso a ese Nirvana que creemos inalcanzable.
Que esta vida nuestra a la que hemos llegado tras ser expulsados del Edén por siempre anhelado de los cristianos...
Que esta vida sin sentido del universo del escépticismo... está llena de agujeros con acceso al sentido.
Que esta vida loca de mi tocayo Céspedes... con su loca realidad....
Agujeros, agujeros por todas partes.
Agujeros por todos lados.
jueves, 21 de enero de 2010
No es lo mismo ver que mirar.
Gran Cañón del Colorado. USA. Diciembre 2005
Llueve sobre llovido sobre mojado… Están hablando
mucho los medios de comunicación estos días sobre la “injusticia” de que suceda
algo así en el país más pobre de América… A lo que se suele añadir que de haber
temblado así la tierra en un lugar más rico, no habría sido tan catastrófico…
Agujeros que se abren, agujeros que se tapan.
Los telediarios nos cuentan cuántos niños huérfanos
y cuán heridos, seguidito de los españoles que se han salvado, los que no, y
sobre los que se desconoce su destino… ¿y los franceses? ¿portugueses? ¿australianos?
¿haitianos no tan niños?. Uno se ve obligado a comparar si el dolor ajeno es más
grande cuánto más niño, o cuanto más paisano…. y se hace un lío.
Tampoco recuerda uno bien qué número de móvil es el del
mensaje para ayudas a Haití, y cual es el de bajarse un politono,…
Valencia. Diciembre 2009
Cualquier situación o pensamiento que no somos
capaces en el momento, de procesar, de comprender, de resolver, de trascender…
nos llevaría a una situación de incertidumbre tal, que nos bloquearía… acabamos
“resolviéndolo” cerrando filas y agarrándonos al juicio que tengamos más a mano…
Voy a decidir salir de este agujero copiando y
pegando esta entrevista:
Susana Martínez-Conde,
40 años, neurobióloga. "Toda experiencia vivida es fruto de la
imaginación". La Contra. La Vanguardia. IMA SANCHÍS - 19/01/2010
Tengo 40 años. Nací en A Coruña y vivo en Phoenix (Arizona), donde dirijo el laboratorio de Neurociencia Visual del Instituto Barrow. Estoy casada y tengo dos hijos, uno recién nacido. El Estado debe fomentar la investigación. Soy atea: el alma es un producto del cerebro.
La Lonja de Valencia. Diciembre 2009.
No es lo mismo ver que mirar.
lunes, 18 de enero de 2010
AGUJEROS PRESTADOS (segunda parte)
«Todos somos ignorantes, lo que sucede es que ¡no todos somos ignorantes en las mismas cosas!»
«La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia»
«No todo lo que cuenta puede ser contado y no todo lo que puede ser contado cuenta.»
Albert Einstein.
Despido el año 2009 con una gripe, comienzo el 2010 engripado, y tras superarla, entro en otro proceso de virus estomacal, o algo así.
Ahora que hago memoria, no recuerdo ningún proceso de enfermedad física que haya sido estéril, tan sólo una piedra en el camino que impidiera el curso deseable de acontecimientos… Como que siempre ha añadido un plus, una información, un aporte, al camino que pretendía… Aún así, parece casi inevitable entender la enfermedad como un “fallo” del sistema…
Se nos llena la boca al hablar de cambios, transformaciones, … al tiempo que evitamos el “dolor”, los “imprevistos”, lo que se sale del guión,… y encarcelamos a la enfermedad en algo “malo” que sucede y no debería suceder…. Tal vez por ese deseo inútil de negación a la muerte, a los cambios, a las transformaciones.
Muchos vemos a Krishnamurti, por ejemplo, como uno de los grandes maestros, o al menos reconocemos su sabiduría… al tiempo que no nos gusta enfermar y entendemos la salud como el estado más elevado… Cuando leí las memorias de Krishnamurti, no necesité inteligencia de lince para leer entre líneas que previo a momentos de máxima lucidez, acababa de atravesar procesos intensos de enfermedad física-emocional. Ahí queda.
Agujero prestado por Eva. Gracias
La semana pasada estuve en una reunión en Barcelona junto a personas más que interesantes en lo que parece el inicio de un grupo de “trabajo” que está buscando una nueva sinergia en el “encuentro”… No sé cómo prosperará, pero promete. Prometo explicar mejor de qué se trata cuando comprenda mejor por dónde y hacia dónde vamos.
Me quedé especialmente fascinado con un detalle: Un hombre de cuarenta y bastantes estaba presentándose, explicando y compartiendo su trayectoria vital-laboral-existencial-trascendental… Venía del mundo de la empresa, y es de los que renuncia a determinados escalones subidos, en pro de un sentido de coherencia y congruencia en lo que hace en el mundo en el que vive… y tras su cambio de rumbo explicó que lo estaba viviendo con una gran satisfacción…
Su cuerpo hablaba con él, su rostro se iluminó, su voz entró en otra cadencia al llegar a ese punto, sus brazos se cruzaron sobre su pecho y sus ojos brillaron húmedos…
Estábamos sentados en círculo… Justo enfrente de él, estaba una mujer con mucha preparación, de unos no aparentados setenta años,… una mujer brillante.
La mujer escuchaba con muchísima atención, como en todas las demás intervenciones, con atención y entrega… La mujer le interrumpió nada más llegar a ese punto: Perdona… satis o insatis? facción… no he podido escucharte bien.
El hombre respondió SATISFACCIÓN.
Yo tampoco había escuchado bien, porque su tono de voz no era muy alto,… pero había entendido perfectamente en consonancia con su expresión corporal. Ahí queda.
Agujero prestado por David. Gracias
La mujer que estaba sentada frente a mi en aquella situación terapéutica en que me quedé bloqueado, la de la entrada anterior que prometí continuar… llevaba mucho tiempo tratando de expresar algo que a su vez había expresado de muchas maneras sin que tuviera el resultado por ella deseado, y yo diría que hasta necesitado.
La sesión fue avanzando con la compañía de todos aquellos maestros. A un ritmo suave, lentamente, poco a poco.
Una y otra vez ella intentaba retomar su guión, lo que conocía, tratando de seguir el hilo y los pasos que conocía para resolver esa desazón que sentía desde hacía tiempo… Mientras yo, con la ayuda de los maestros, me iba deteniendo en sus silencios, y haciendo preguntas sencillas a detalles aparentemente inocuos de su relato.
La sesión llegaba a su fín… por necesidades del guión del curso, teníamos un tiempo específico bastante limitado…. Calculé que debíamos estar a punto de cerrar y entonces le pregunté: ¿Y qué es lo que quieres expresar? Permitiendo así, que llegara al final de su discurso.
Entonces le sobrevino una pequeña emoción y expresó las palabras que lo definían.. respiró como aliviada. Nos pusimos de pié y nos abrazamos para despedirnos…
Agujero prestado por Carlos ;-). Gracias
Mientras la acompañaba a la puerta, el resto de alumnos, el tutor y una de las profesoras que estaban sentados detrás de la cámara fija que filmaba la sesión, iniciaron un aplauso, que yo aborté sin volverme y con un gesto de stop alzando mi brazo derecho y la palma de la mano extendida con el envés hacia ellos.
Acompañé a la mujer a la puerta, salió de la sala, me quedé de pié, con bastante nervio… Todos daban por finalizado el trabajo, lo daban como válido, como bueno… Podía quedarme, conformarme con eso… pero entendía que eso no era válido. Pensé por un momento en dejarlo tal cual, porque ya era muy válido para muchos… y conforme había ido el curso… no estábamos como para arriesgar y estropear algo que ya estaba aceptable.
Recordé una frase de no sé quién: “La verdad nos hará libres”… yo no sentía aquello como la verdad.
Volví a acercarme a la puerta, la abrí, le hice pasar de nuevo, respiré profundamente y le dije: No puedo permitir que te vayas así… porque a esto o parecido ya habías llegado muchas veces antes de venir aquí… y finalmente ni te ha producido satisfacción, ni lo has resuelto…
Creo que te encuentras en situación para expresar lo que todavía no has podido expresar… y con una voz muy dulce le dije: ¿A qué esperas para hacerlo?
La mujer no sólo se emocionó, sino que todo su cuerpo se estremeció con ella… del sollozo pasó al grito sonoro de dolor… y finalmente soltó lo que hacía mucho no había podido permitirse… Cuando lo hizo, se sintió aliviada y emitió un gran suspiro… Me miró a los ojos, ya con otros ojos, me dio las gracias con su voz, pero después de haberlo hecho con su mirada. Nos fundimos en un abrazo… Y entonces le dije: Ahora sí que podemos despedirnos. Y así fue.
Agujero prestado por Carlos David ;-). Gracias
Esta vivencia la he guardado como un amuleto a lo largo de mi vida… como un símbolo de iniciación para alguien a quien tanto le ha costado creerse capaz, como un aliento para poder continuar… Y la he contado unas cuántas veces sospechando si sólo lo hacía para darle de comer a mi ego.
En principio la rescaté para esta doble entrada porque me habían llegado fotos de agujeros prestadas que quería usar por agradecimiento… y como las voces de mis maestros fueron prestadas, entendí que encajaba…. Pero lo que había querido resaltar en esta ocasión era el detalle de que para obtener el reconocimiento de semejantes y maestros, no hubiera sido necesario el segundo final de la sesión.
Si bien es cierto que me ha servido como ceremonia iniciática, y me he sentido tremendamente agradecido por ello,… lo cortés no quita lo valiente, y en el lote también entra la moraleja de que aquellos que me reconocieron tras el impulso de arriesgar para llegar a una “verdad” más profunda y abarcadora, también me hubieran reconocido conformándome con el primer final… Por eso esa experiencia que corroboran los demás con su feedback, y por ello es más valiosa (validez de lo consensuado y externo a uno)… es un arma de doble filo.
Algo así como ¡Vales para esto! ¡Lo firmamos nosotros que nos hubiéramos conformado con lo que para ti no era verdad del todo! Arropado con jirones. Ahí queda.
Agujeros prestados por Eva. Gracias
Y ya sólo queda contar el final, final.
La mujer salió por la puerta… y entonces escuché un aplauso atronador acompañado de vítores y bravos… un aplauso que me abrumaba, que no me cabía, que me estremecía.
Me senté en el suelo, en el centro de la sala y recliné mi cabeza hasta casi el suelo frente a todos mis compañeros (estaba empezando a ser consciente de todo lo que acababa de suceder).
Cuando acabó el aplauso hubo un silencio que rompió el director de la escuela, con la voz quebrada, al preguntarme: ¿Y cómo se siente un psicoterapeuta en un momento como este?
No sabía ni qué responder… levanté la cabeza, mirando de frente pero sin poderlos ver claramente por la emoción, y dije… es que ahora me siento…. ¿abrumado? (añadió él) … Sí, eso, me siento abrumado. ¿Y cómo te sientes con lo que acabas de hacer? … Mi respuesta fue… no sé bien… ¿satisfecho?,… Sí, me siento satisfecho…. Volvieron a aplaudir todos al tiempo que lloraban y suspiraban.
El maestro también emocionado visiblemente con la cara llena de lágrimas y la mano en el pecho, me dijo entonces: Te voy a estar siempre agradecido, Fran… Porque tú sólo, con lo que acabas de mostrarnos, le acabas de dar sentido a tres años de formación.
La otra psicoterapeuta-formadora me dijo: Siempre había intuido que podías ser muy bueno dedicándote a esto, pero has superado lo que intuía… Algunos compañeros también me felicitaron, … mis amigos más cercanos en esa formación nunca me expresaron nada al respecto. Ahí queda eso también.
Fin..
miércoles, 6 de enero de 2010
AGUJEROS PRESTADOS (primera parte)
«Como no sabía que era imposible, lo hice». ALBERT EINSTEIN
Anoche
desistí. Lo dejé escapar.
Esta
mañana paseando por el facebook me he encontrado con la cita que encabeza esta
entrada…
No
recuerdo el descubrimiento en cuestión, pero sí perfectamente la sensación que
experimenté cuando, de niño en clase, el maestro nos estaba hablando de un “descubrimiento”
y su descubridor.
Lo
contaba completamente fascinado… ¿Os imagináis qué sería de la humanidad si
tal… no hubiera descubierto esto? Mi sensación fue de angustia… de decepción, …
Mi reflexión entonces: ¿tanto tiempo tenía que haber pasado para que a alguien
se le ocurriera algo como eso? ¿cuántas cosas están por descubrir y no las
vemos? ¿cómo podemos vivir tan tranquilos con lo que creemos si hay tantas
cosas que no sabemos? ¿de qué seríamos capaces como seres humanos, y todavía no
sabemos?, … y como creemos que todo lo que sabemos es Todo, para no morirnos de
incertidumbre… ¿no podemos tener acceso a lo que no sabemos?
Lo que me
viene una y otra vez a la mente desde el año pasado, tiene en algo que ver con
ese recuerdo de niño, aunque es más cercano. Es un agujero que se abre a las
puertas de mis 45 (para el 30 de enero) hacia un acontecimiento a mis 27 años.
Estaba
sentado frente a una “paciente” y nada más comenzar me quedo en estado de
shock. Estoy aterrado, no confío nada en mi, no sé cómo abordar esta situación…
No podía creerme lo que estaba pasando…. No podía pensar, estaba completamente
bloqueado… trataba de esforzarme por la responsabilidad que tenía que ejercer
pero me sentía completamente paralizado…
Ni mi
cuerpo, ni mi mente respondían a mis cada vez más ahogadas órdenes de entrar en
funcionamiento… No había nada que hacer,… cerré los ojos y acepté con todas las
consecuencias que no iba a poder hacer nada… sentí un sospechoso alivio
acompañado de un suspiro, abrí los ojos y miré a los ojos de la mujer que tenía
frente a mi, dispuesto a decirle: Lo siento. No puedo!
Entonces
me quedé por unos segundos encandilado por su mirada… hasta olvidárseme lo que
iba a decirle… movió la cabeza, y yo la moví con ella, sin haberlo decidido.
Estuvimos un tiempo en silencio, como observándonos,… mi mente hueca, aunque ya
sin sufrimiento… De repente siento como que se me acerca por detrás uno de los
maestros que había conocido en la formación de tres años como Psicoterapeuta Gestalt.
Se acerca
por detrás hacia mi oreja derecha y me susurra: ¿Te has fijado en el contraste
entre la expresión de su boca y la de sus ojos?... Yo vuelvo a respirar
profundamente.
He dicho
bien “siento como que se me acerca” … porque ni ese maestro, ni todos los demás
estaban realmente allí… Aunque para mi, en mi estado, eran más realidad que mis
ausentes mente, control y cuerpo.
Ahora que
lo digo, recuerdo que por contar cosas “menos locas” que ésta han diagnosticado psiquiátricamente y medicado a algunas personas que conozco… aunque está
claro que también depende el cómo y el desde dónde se cuenta.
Sucesivamente
fueron llegando prácticamente todos los maestros que había conocido… desde el
más “laisez faire” al del estilo más “directivo”, desde el más compasivo al más
impunitivo, desde el más racional al más intuitivo… desde el más pragmático al
más trascendental. Todos fueron señalándome detalles y aportándome preguntas
que hacerle y respuestas que darle.
Incluso
hubo la modalidad de uno en cada oreja, en una dialéctica donde cada uno me
animaba para moverme en una dirección diferente.
Yo, la
verdad es que me sentía como si estuviera asistido por los ángeles, y que mi
único mérito era seguir paseándome por la inconsciencia de haber perdido las
riendas… pero como tampoco podía hacer otra cosa…
¿Cómo
llegué a esa situación? ¿Qué hizo que entrara en estado de shock?
Esto
sucedió en el transcurso del último taller del curso de formación… Era el
“examen final”, las sesiones eran verdaderas, y además se grababan en vídeo en
vivo y en directo, y después se repasaban (precursores de OT y Fama a Bailar
;-)
Para mi
esa formación representó, representaba y representa mucho. Después del “vacío
de alma” que me había quedado tras mi paso por la Facultad de Psicología, fue
una verdadera suerte, azarosa del todo, encontrarme con la Psicoterapia
Gestalt… Entonces no había “Bucays”… y para muchos “colegas” la Gestalt era
como una extravagancia acientífica, … pero a mi el corazón me decía que esa
forma de psicoterapia rozaba muchas más “verdades esenciales” que lo conocido
hasta ese momento.
Era esta
una visión muy íntima… por aquellos tiempos uno de mis handicaps era
expresarme, mostrarme, hablar en público… La formación era
teórico-práctica-vivencial en talleres intensivos de fin de semana,… y
cualquier ejercicio por parejas o grupal representaban para mi un salto demasiado
grande por mi timidez e inseguridad… y me solía quedar rezagado.
Admiraba
a mis compañeros que eran muy resueltos y atrevidos exponiéndose… aunque
también había unos pocos que se retraían incluso más que yo.
Hacía ya
unos meses que me sentía triste, porque no me sentía capaz de “ejercer” … y a
eso se le unía un acontecimiento extraordinario: Mi primera discusión con un
maestro, en este caso, el director de la formación, y mi psicoterapeuta.
Yo que
siempre había sido un alumno obediente y poco conflictivo… Me había sentido muy decepcionado al enterarme
de algo en el penúltimo taller, algo que me parecía injusto. Y entendí que tenía
que expresarlo.. Y eso hice nada más comenzar ese último taller.
Aquello provocó
una gran tensión entre maestro y discípulo. Una tensión que elevó mi ya de por
sí tendencia a quedarme rezagado, a la categoría de autoexcluído. Por vez
primera nos daban libertad para examinarse o no. Y yo decidí no examinarme.
En un
rincón de la sala, con la moral poco más abajo de las plantas de los pies…. Y como
ayuda extra, el taller más triste y decepcionante de los tres años.
Ver a
compañeros que había estado admirando durante todo el curso, haciendo
intervenciones algo menos de mediocres, me desmoralizaba más.
Aquello
se fue poniendo muy feo, los ánimos de todo el grupo iban decayendo… Y cuando
estábamos a más de la mitad del taller, el director de la formación, algo más
que cabreado, decidió interrumpir, salirse del guión y aquello se convirtió en
una crisis de emergencia. Se cancelaron todos los trabajos que había pendientes
y nos soltó un largo sermón.
El sermón
consumió una gran parte del tiempo del taller… Para cuando acabó quedaba espacio para una sola
intervención, para un solo examen final.
Salieron
dos voluntarios al centro….
Miré
alrededor, y no me vi en la sala, en ningún rincón… ¿Entonces? … me dije, si no
estoy alrededor de la sala, debo ser uno de esos dos voluntarios. Glups!
…
Si lo de
escuchar las voces de los maestros, y hasta notar su presencia, es de psiquiátrico…
lo de desplazarse desde un rincón hasta el centro de la sala, sin pretenderlo,
sin esforzarse, sin proponérselo…. Y después de haber echado la toalla,
desistido, renunciado a ello...
Agujeros
Prestados.
Continuará.
P.D.: Me
he quedado sin fotos de agujeros prestados para ilustrar la segunda parte de
esta entrada… ¿Alguien me presta alguno?
lunes, 4 de enero de 2010
SI LAS CÉLULAS HABLARAN
Entonces también pensarían,… y por tanto se sentirían con autoridad propia, y se vivirían como “individuos” en sí mismos, independientes del resto, … mirarían a la célula de al lado y dirían, pero qué tonta que es, o lamento ser más inteligente que ella… o dirían las de ese grupo son peores que nosotras las de mi grupo.
Podrían también echarse las culpas las unas a las otras, o echarles la culpa al gobierno que las mantiene atrapadas en ese cuerpo… también podrían ir cada una a su bola… y pensar cada una en una dirección, todas a la vez… menuda revolución.
Formarían partidos clandestinos, oficiales y extraoficiales… debatirían ideas, o montarían guerras,… algunas Santas, otras verbales, otras económicas, otras con misiles…. Unas serían nacionalistas de aquí, pero antinacionalistas de allá…
Se agruparían también en generaciones… y por qué no, se crearían barreras de edades donde podrían inventar la cooperación o librar más batallas.
Podría haber grandes rebaños de células, que pisotearan, como inconmensurable mayoría a pequeños rebaños y ovejas descarriadas… Algunas serían lobos disfrazados de corderos, algunas pondrían cara de cordero degollao.
(Por cierto, ayer me contaron, que si dejas solos a un cordero, o unos cuántos, con acceso a una gran cantidad de comida, más de la que son capaces de ingerir, cuando vuelves a los días... han muerto rebentados de tanto comer... que llevan tantos siglos tomando de comer de nuestras manos, que han perdido la capacidad de regular hasta cuánto comer?... Da que pensar)
Podrían llegar con luchas, y buscando las mejores oportunidades, a vivir en la sociedad del estado del bienestar,… aunque para ello tuvieran que arrinconar a algunas cuantas, a las de las partes más extremas del mismo cuerpo que habitan…. Eso sí, después de haber expoliado todo lo valioso de la zona.
Y agrupadas en manadas… si al final no funciona, cada célula puede echar la culpa al “sistema”, los pastores a otros pastores, … y los fabricantes de ideologías a las otras ideologías y otros fabricantes, aunque eso sí, nacerían nuevas ideologías que echaran la culpa a las células individuales de la masa… la verdad es que podrían pasar siglos (porque aunque siguieran muriendo igual, trasmitirían el adn a las venideras) mareando la perdiz.
Y no te digo ná cuando empiecen las luchas entre mitocondrias y núcleo y membrana externa… y cada célula enloquezca en su división y caos interior…
Te imaginas a todas esas células amontonando bolsas de plástico y enseres que ya no quieren, el algunos rincones del cuerpo donde no se vea demasiado? Y cuando además de sus ya ansias de poseer y amontonar se las incite al consumo para que el cuerpo entero no entre en crisis?
La verdad es que se me está volviendo el estómago del revés… y casi lo dejo aquí, que me tengo que ir a comprar los regalos de reyes.
Podrían también echarse las culpas las unas a las otras, o echarles la culpa al gobierno que las mantiene atrapadas en ese cuerpo… también podrían ir cada una a su bola… y pensar cada una en una dirección, todas a la vez… menuda revolución.
Formarían partidos clandestinos, oficiales y extraoficiales… debatirían ideas, o montarían guerras,… algunas Santas, otras verbales, otras económicas, otras con misiles…. Unas serían nacionalistas de aquí, pero antinacionalistas de allá…
Tabarca. Diciembre 2009
Podría haber grandes rebaños de células, que pisotearan, como inconmensurable mayoría a pequeños rebaños y ovejas descarriadas… Algunas serían lobos disfrazados de corderos, algunas pondrían cara de cordero degollao.
(Por cierto, ayer me contaron, que si dejas solos a un cordero, o unos cuántos, con acceso a una gran cantidad de comida, más de la que son capaces de ingerir, cuando vuelves a los días... han muerto rebentados de tanto comer... que llevan tantos siglos tomando de comer de nuestras manos, que han perdido la capacidad de regular hasta cuánto comer?... Da que pensar)
Podrían llegar con luchas, y buscando las mejores oportunidades, a vivir en la sociedad del estado del bienestar,… aunque para ello tuvieran que arrinconar a algunas cuantas, a las de las partes más extremas del mismo cuerpo que habitan…. Eso sí, después de haber expoliado todo lo valioso de la zona.
Tabarca. Diciembre 2009
Y no te digo ná cuando empiecen las luchas entre mitocondrias y núcleo y membrana externa… y cada célula enloquezca en su división y caos interior…
Tabarca. Diciembre 2009
La verdad es que se me está volviendo el estómago del revés… y casi lo dejo aquí, que me tengo que ir a comprar los regalos de reyes.
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