Que esta vida nuestra está llena de agujeros
Que este Samsara budista que nos tiene atrapados está repleto de agujeros de acceso a ese Nirvana que creemos inalcanzable.
Que esta vida nuestra a la que hemos llegado tras ser expulsados del Edén por siempre anhelado de los cristianos...
Que esta vida sin sentido del universo del escépticismo... está llena de agujeros con acceso al sentido.
Que esta vida loca de mi tocayo Céspedes... con su loca realidad....
Agujeros, agujeros por todas partes.
Agujeros por todos lados.
jueves, 10 de junio de 2010
RETRATO DE UN HOMBRE ATRAVESANDO
Era ya tarde, la tarde de un día de
verano lluvioso.
Jonás miraba una y otra vez el reloj
de la pared mientras tomaba un café descafeinado.. pasaban las horas
y el móvil sin sonar...
Andrea ya le había redicho que no
esperara su llamada, y que en todo caso lo llamaría cuando estuviera
preparada.
Jonás no perdía la esperanza... o más
bien desesperaba en la espera, que no es lo mismo.
Esa constante hinchazón en su pecho le
hacía recordar otros tantos momentos vividos... largas horas de
desesperación en la espera.
Agujero en Albaicín. Granada enero 2010
Ahora se llamaba Andrea su “musa” …
pero en otra época se llamó Pura, y en otra Daniel (aquel vecinito
de su infancia que le prometió aquella tarde que pasaría por su
casa para regalarle unos cromos que tenía repe, y que Jonás andaba
tiempo buscando)
Y en otra ocasión se llamó Sr. Gómez,
y era aquel empresario que nunca hizo la llamada prometida para
comunicarle que el puesto era suyo, o que no lo era, y siguiera
buscando..
Pero no siempre esos momentos de espera
desesperada habían concluido en la “no llamada”, en la no
respuesta... Tenía Jonás una considerable colección de “sí
respuestas”, y algunas hasta correspondían sus anhelos y
plegarias.
Andrea no llamaba.
La desesperación de Jonás iba en
aumento... Y cada vez tenía más dificultad para fijar su atención
en cualquier otra fijación que le distrajera de ésta.
Agujeros en una pared. Alicante marzo 2009
Tenía la tele puesta, las cortinas de
la ventana que daba a la gran avenida, abiertas, … la radio
encendida, el pc conectado y buscando una y otra vez vídeos de
youtube, refrescar la página de correo electrónico, el messenger en
estado conectado y visible, y jugando compulsivamente a su más
adictivo juego on line: el backgammon...
Pero ni el diario de Patricia suculento
de esa tarde, ni toda la oferta de 144 canales para zappinear, ni la
gente que pasaba por la Gran Avenida, ni aquella ambulancia
ensordecedora,... ni ese pedazo de programa de radio clásica, … no
le llegaba correo durante horas, ni siquiera spam. En el messenger no
había nadie, con el backgammon se sentía frustrado después de
infinitas partidas comenzadas sin poder mantener la concentración
más allá de la segunda tirada de dados de cada partida.
Nada podía separarle de esa fijación
en la llamada de Andrea... que ya no era ni en Andrea... sino en la
llamada que satisficiera esa espera desesperada.
Le inundaba un intenso sentimiento de
patetismo,... pero ni con esas cambiaba el foco de su atención.
Se levantó para ir a la cocina para
comer algo, y se volvió sin recordar a qué había ido.
Se sentó en un sillón diferente al
tiempo que de un suspiro se le salió un pitido del pecho,... le
faltaba el aire.
Ese pitido le dolió. Le dolió
físicamente real en el pecho e inmediatamente llevó su mano derecha
hacia él, como la lengua va sin pensarlo a esa muela a la que se le
ha caído un trozo y necesita urgentemente ser limada dejándose la
piel lingual en ello.
Agujero en luminaria del Mercado Central de Valencia, octubre 2009
Nada más posar cuidadosamente su mano
le sobrevino una emoción de dolor (emocional en este caso) que
impulsó lágrimas a punto de rebosar de sus ojos... Al tiempo que se
le secaba la boca y se le paraba la respiración. Había descubierto
que su pecho estaba más inflamado de lo que recordaba
Forzó un poco el pitido de su pecho,
la respiración, e hizo fuerza con sus ojos para expulsar esas
lágrimas atrapadas en la puerta.
Y sollozó. Las lágrimas empezaron
tímidas a resbalar por las mejillas. Primero un quejumbroso quejido
ay!... Sintió pena, mucha pena,... y sin saber porqué ni hacia qué,
comenzó a llorar de forma desgarradora y a borbotones... mientras un
pensamiento de compasión le embargaba y le embriagaba y le
hipnotizaba.
En ese momento deseó que no sonara el
teléfono, apagó la tele, la radio, el pc, cerró las cortinas, y
hasta bajó la persiana... todo acompañado de un movimiento
automático, lento, vago, de alienado.
Se recostó en el sofá con las
rodillas ligeramente flexionadas tratando de buscar una postura fetal
no alcanzada.
No podía dejar de sentir su cuerpo, su
pecho, su respiración,... y su mente y sus pensamientos habían
cambiado de frecuencia y hasta de nivel...
El llanto se había tornado suave, y un
calor acogedor parecía envolver su cuerpo... Estaba asustado, se
sentía frágil y más vulnerable que nunca, .. pero ese calorcito
envolvente de alguna manera le decía que no tuviera miedo de nada,
que confiara.
Y así lo hizo!
Agujero de túnel prestado por Eva? Gracias.
Su mente le fue mostrando secuencias de
su vida primas hermanas de la que acababa de interrumpir su
catarsis... como un pase de diapositivas de un largo viaje,
desordenadas.
Cada recuerdo de frustración le
revolvía el estómago... como una quinta comilona seguida indigesta
de unos largos días de Navidad... Empezaba a sentir aversión por la
comida, pero se había comprometido con vivir este instante abierto y
entregado.. por la confianza que le inspiraba ese calor envolvente...
De repente empezó a fijarse
especialmente en las secuencias que sí que habían tenido respuesta
esperada y deseada... y otra sensación comenzó a inundarle.
Primero una sonrisa empezó a dibujarse
en su rostro... Esto “lo que fuera” le susurraba con estas
imágenes que la vida era bella... y que se abrían esperanzas a la
desesperación, pero rápidamente algo arrugó su frente...
Segundo, una extraña desazón... que
en un primer momento no lograba comprender... más bien sólo hacía
que confundirle.
Tercero el alumbramiento.
Esas experiencias de premio tras la
espera desesperada tenían doble filo. Y no había reparado en ello
hasta este momento.
En una cara de la moneda estaba la
sonrisa de satisfacción en el rostro... su pensamiento se veía
recompensado. Había sucedido lo que anhelaba que sucediera.
En la cruz de la moneda, y a la
sombra hasta ahora, representado el vacío. Esa respuesta exterior
demandada cubría el hueco abierto por la fijación mental de
“necesito esto!”, … pero no cubría ni por asomo el hueco,
vacío, agujero primigenio que desataba toda aquella sucesión de
reacciones corporales, viscerales emocionales... que habían manejado
a la mente hasta construir esa imagen fija de lo esperado con
desesperación...
Ese inmenso agujero venía de muuuucho
más lejos.
Esta visión hundió a Jonás en un
pozo.
Por lo que acabó por cerrar
herméticamente sus ojos, sintió su cuerpo exhausto, adormecido
desde ese “me duele todo tanto” previo a una profunda caída en
un no menos profundo sueño.
Pero algo quedó despierto... Dormía y
no dormía... Dormía mientras algo de él estaba atento al
movimiento onírico... Atento, consciente.
Primero apareció una habitación
enorme en penumbra... Un dormitorio principal de cama amplia, armario
de luna, tocador con espejo, sendas mesitas de noche, baúl, dos
banquetas y una silla tapizada a juego con el cabezal de la cama, una
ventana con las contraventanas entornadas, la persiana bajada, y una
cortina blanca, traslúcida cubriéndolas... y? ...pero qué es eso?
Hay algo más... en uno de los lados de la cama... es una cuna! Hay
un bebé dentro....
En ese instante la imagen pasó de ser
sólo visual, a visual auditiva!
Y Plass! ¡Pero cómo llora ese bebé!
¡A pleno pulmón! ¡Y aumentando decibelios con cada respiración...
Jonás se estremeció.
Se vio, se sintió, y hasta como si lo
recordara.
La primera tentación fue coger al bebé
en brazos para calmarlo cuando algo resonó en su interior y abrió
los ojos de golpe.
Suspiró intensamente.
Aquel llanto no podía ser ya calmado.
Aquello ya sucedió. Aquel bebé era Jonás... como cualquier otro, y
tantos bebés... Su primera insatisfacción no resuelta. ¡Claro que
marca!
Pero ya sucedió... No se puede
reparar... Es lo que es.
Por eso Jonás en lugar de aplacar
aquel llanto de bebé... para satisfacer por y para siempre sus
demandas, … se abrazó a sí mismo, y con ello al bebé que
habitaba en él,... con su sonrisa y su llanto.
Agujero luminoso de Lonja de Valencia, diciembre 2008
Una indescriptible sensación de paz y
serenidad le embargó entonces... su pecho seguía casi igual de
hinchado, pero también tenía la sensación de que todo su cuerpo se
había hinchado proporcional a su pecho. Una extraña sensación de
haber crecido, de haber conquistado una parte del territorio
deshabitado, hasta ahora, de su alma.
Y se fue caminando despacio pero con
pié firme a la cocina, a prepararse una deliciosa ensalada que le
serviría de cena.
Algo había cambiado. Y un profundo
sentimiento de agradecimiento le emanaba desde adentro y hacia
adentro y para arriba y hacia abajo.
Recordó de nuevo a Andrea, y a través
de su mente le agradeció lo mucho que habían compartido y deseó lo
mejor para ella y su vida.
Algo había cambiado.
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Gracias ; )
ResponderEliminarNamasté ;-)
ResponderEliminarMe ha encantado, en todo y por todo
ResponderEliminarMuchas gracias Gonzalo. Me alegra que te haya encantado... en la entrada anterior, una seguidora que todavía no conozco personalmente me sugirió que escribiera cuentos... Me dije ¿por qué no? y me puse manos a la obra para escribir este "cuento para adultos" como yo lo entiendo... como un nuevo registro con el que experimentar.
ResponderEliminarPor eso muchas Gracias por expresar lo que expresas.
Un abrazo.
Fran..
Hay un hueco que intento llenar dia a dia, y esta en mi pecho. Lo que necesita entra por la nariz, pero nose de donde viene, ni hasta donde llega. Creeme que este cuento me hizo crecer.
ResponderEliminarY que la respiración ayuda...Al menos ayudo al Jonás que yo era... Saludos
Saludos El Tulumbano ó José Ignacio. Gracias por pasarte por aquí, por hacerte seguidor... Y no sabes de lo mucho que me alegra por lo que dices que el cuento te hizo.
ResponderEliminarEs justo la intención con la que ha nacido.
Saludos.
Gracias :)
ResponderEliminarLas que tú tienes Adalberti. ;-)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Como ya te dije, gracias. Todos hemos sido Jonas alguna vez...o lo seguimos siendo.
ResponderEliminarComo ya también te dije, Manu ;-) Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarAlguna vez lo hemos sido, o lo seguimos siendo, o lo seremos, o no llegaremos a serlo... para bien o para mal.